LITERATURA POPULAR y LEYENDAS DEL BIERZO

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AUTO DE NAVIDAD
OBRA ANÓNIMA DEL SIGLO XVII 
El libro del que voy a hablar, es una pieza de teatro inédita. Se trata de la obra anónima AUTO DE NAVIDAD y cuyo manuscrito encontró D. Manuel García Anta (cura de nuestro pueblo) (1940 - 2015) en una bodega en Santibáñez del Toral. Pero en vez de ser yo quien hable de este libro, creo más interesante que sea el protagonista de este hallazgo quien escriba sobre el particular, pero primero creo interesante transcribir aquí las palabras que a modo de INTRODUCCIÓN, reprodujo en este libro D. Antonio Carro Celada.
INTRODUCCIÓN
(Escrita por D. Antonio Carro Celada)
                De tarde en tarde salta a las páginas de las revistas especializadas y de los periódicos la noticia de un descubrimiento literario. Lógicamente estos hallazgos ocurren en una biblioteca, en algún archivo público o privado, tal vez –aunque ya raramente- en una librería de viejo. Es lo natural.
            Lo raro, la excepción, el milagro, es que un texto literario inédito aparezca en una bodega, tal es el caso de la pieza teatral que se da a conocer en este libro, descubierta por Manuel García Anta en una bodega del pueblo berciano de Santibáñez del Toral. Se trata de un cuaderno de 110 páginas, de 17 por 23 centímetros, cosido con hilo y manuscrito a finales del siglo pasado (se refiere al siglo XVIII pues este libro se dio a conocer en 1985) que reproduce el texto casi completo de un Auto de Navidad en tres jornadas, cuya autoría se puede fechar sin titubeos en el siglo XVII.
            El manuscrito, no autógrafo, es obra de un copista poco avezado en este oficio a juzgar por la cantidad de versos cojos, rimas inexactas, anarquía ortográfica, carencia de signos de puntuación y distribución anómala de la versificación. Estamos ante la transcripción de una fuente oral; es posible          que el amanuense conociese la obra de memoria ya que el texto se aleja a menudo del supuesto original, lo olvida o incorpora elementos dialectales y vicios léxicos a los que contribuye el zarandeo de la memorización de un  medio popular leonés.
            Al cuaderno de Santibáñez del Toral le faltan al menos dos hojas –la primera y la última-, razón por la que se desconoce el título del auto, el arranque de la primera escena y el final de la última jornada, que además se ve afectado por el deterioro de la última hoja conservada. La pieza hay que encasillarla dentro de la temática del ciclo teatral navideño; sus fuentes son el Evangelio de Lucas, el dogma católico y varios estereotipos de la literatura pastoril.
 
            La primera jornada  dramatiza la anunciación de Gabriel a María y la visita de ésta a su prima Isabel. En la segunda se escenifican las dudas de José, el viaje de María y José a Belén y la adoración de los pastores. En la tercera se representa la pérdida de Jesús y sus enseñanzas a los sabios del templo de Jerusalén. En cada una delas jornadas hacen acto de presencia, como contraste y comparsa, grupos de pastores. He aquí los nombres de los personajes por orden de aparición en escena: (primer acto) Gabriel, María, José, Bato, Gila, Isabel, Pascual y Músicos; (segundo acto) María, José, Ángel, Ciudadano 1º, Ciudadano 2º, Mesonero, Pascual, Gila, Bato, Blas y Músicos: (tercer acto) María, José, Bato, Mujer, Jesús, Hombre. Sabio 1º, Sabio 2º y Sabio 3º.
            El texto,  como ya he apuntado, puede fecharse en el siglo XVII y, desde luego, tiene muchas sintonías con el teatro de Lope de Vega y su escuela. Varias obras de Lope de Vega (Auto del Ave María, Nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, El Nombre de Jesús, El Príncipe de la Paz, Circuncisión y Sangría de Cristo nuestro bien, La vuelta a Egipto) dramatizan los contenidos de esta pieza anónima, con evidentes paralelismos y similares recursos teatrales. El tratamiento escénico del evangelio, sin complejidades alegóricas, es muy afín al quehacer de Lope. La extensión de la obra se ajusta a las dimensiones – en torno a los 2.000 versos- que  Lope aconseja en su Arte nuevo de hacer comedias; otro tanto ocurre con la aplicación de las unidades teatrales y con la variedad métrica; encaja también la  clase de estrofa con el desarrollo argumental que propone la preceptiva teatral lopesca (por ejemplo, predomina el romance como vehículo narrativo, José se queja por décimas en la segunda jornada y María y José se declaran su amor en redondillas).
            Las contraposiciones conceptistas, tanto en el lenguaje, como en la distribución escénica, abundan en la obra. Las parejas <<José-María>> y <<Bato-Gila>> encarnan, respectivamente, en el primer acto, la relación amorosa y el enfrentamiento por una cuestión de honor; la segunda pareja representa además al elemento popular y gracioso, que nunca falta en el teatro de la época. En el segundo acto, reaparece el tema del honor, pero vertido a lo divino, con las dudas de José sobre la fidelidad de María. La tensión dramática de esta parte se puede expresar en este esquema (dudas de José, aparición del ángel, rechazo de los mesoneros, aceptación de los pastores). En el tercer acto se plantea una nueva intriga –la perdida de Jesús- que se resuelve con su aparición entre los sabios. La obra discurre al final por alusiones alegóricas a la pasión de Jesús, difícilmente legibles en el manuscrito.
            El copista nos ofrece un texto bastante contaminado como consecuencia de una dicción verbal o de una transcripción confiada a la memoria; al menos, en ocasiones, eso parece indicar. Expresiones como <<serafines salados>> por <<serafines alados>>, <<bello baralinfo>> en lugar de <<bello paraninfo>>, <<celebres tropas saladas>> demuestran que las palabras fueron tomadas a oído sin tener muy en cuenta su significado. Es el mismo fenómeno  que se observa en el romancero cuando el pueblo transforma un texto que no entiende.
            Puede resultar interesante consignar algunos fenómenos de arcaización y vulgarización que se dan en el manuscrito de Santibáñez del Toral: Indecisiones el las vocales inadecuadas (<<devino>>, <<gostoso>>, <<prencipio>>, <<tocan cheremías y se discubren>>) vocablos en hiato que pasan a formar diptongo (<<apedriar>>, <<Juaquín>>, <<trai>>, <<cuete>>, <<revolotiando>>); anteposición del artículo al posesivo (<<la su deidad>>); simplificación de latinismos (<<asorto>> por <<absorto>>); <<vos>> arcaizante (<<vos pagaré>>, <<vos voy a ahorcar>>; también emplea en alguna ocasión el <<nueso>> por <<nuestro>>.
            Estos elementos del leonés, incorporados por Juan del Encina al habla de sus pastores, los aprovecha Lope y su escuela para sus villanos, pastores y graciosos. Sin embargo en este manuscrito se hallan no sólo en los personajes de bajo nivel social sino también en los de más alto rango. Bien se nota por el contexto y refinamiento de los parlamentos que son vicios de actor o de copista, reflejo de un ambiente popular extraliterario. Junto al uso normalizado del imperativo castellano encontramos <<cantai>>, <<dainos>> y celebrar>> como imperativo de segunda persona del plural. También usa <<abrivos>> y <<encomendavos a Dios>> con el <<vos>> en lugar del <<os>>, y este <<pero por más que vos he dicho>> en el que la introducción del <<vos>> rompe la medida del octosílabo. Utiliza metátesis populares (<<protento>>, <<imprefecto>>, <<premite>>), disimulaciones (<<pelegrina>>) y otros vulgarismos (<<efeuto>>, <<inorante>>, <<disde hoy>>) cuya lista se haría interminable.
            De este modo podemos imaginar cómo en un pueblo berciano se recitaba una obra que tiene todas las alharacas de una pieza teatral conceptista, con antítesis, juego de palabras, alusiones mitológicas y bíblicas.
            El auto navideño de Santibáñez adolece de cierta premiosidad en unas cuantas tiradas de versos; no alcanza ni la altura lírica ni la soltura narrativa y discursiva de otras piezas de Lope sobre el mismo tema. Hay, sin embargo, pasajes de indudable maestría, especialmente en el segundo acto, y una aceptable utilización del elemento popular musical. Se hecha de menos a un supuesto lopismo, cierta recreación lírica en las escenas de la Anunciación, de la adoración de los pastores, en las que Lope de Vega se volcó con tanta galanura el Los Pastores de Belén. Con todo hay cancioncillas populares que lo recuerdan por su sencillez. Por ejemplo:
<<Venga norabuena
A ver a Isabel
La divina aurora,
gloria de Israel. >>
O esta otra perteneciente también al primer acto:
<<Sea bienvenida
 La bella María,
María sagrada
Sea bien llegada.
La dichosa niña
Que al mundo da vida
Sea bienvenida,
La bella zagala
Sea bien llegada…>>
Hay también paráfrasis a lo divino de la poesía cancioneril:
<<…Desde que os perdí
He estado sin mí y sin vos,
Porque aquel que pierde a Dios
Se pierde también a sí;
Tristes lágrimas vertí
Y volverá mi cuidado
A llorarlo, que he llorado
Con diferente sentido
Antes de haberos perdido,
Después de haberos hallado.>>
Brillan metáforas muy propias de Lope (María: Aurora, Jesús: Sol)
<<Que si él es sol y ella aurora,
Que esté con ella es forzoso,
Que traer el son consigo
Es de la aurora muy propio.>>
            Una expresión como <<que aunque reparo y señalo / que no ha habido José malo, / vos sois el José mejor>> recuerda el título de la obra bíblico-hagiográfica de Lope, La madre de la Mejor. Las escenas pastoriles y los nombres de los pastores se corresponden con otras obras dramáticas lopianas y con Los pastores a Belén. Son frecuentes las alusiones a la historia bíblica del Antiguo Testamento. Se encuentra alguna velada referencia patrística (<<pues a Dios no conoces / ignorante  habéis nacido>>) que recuerda a San Agustín y unas pocas insinuaciones alegóricas, como era usual en Lope, un leve apunte. La Trinidad es evocada por <<un libro de tres hojas>>; la Eucaristía se introduce al describir el rostro <<trigueño>> del niño nacido entre pajas, rolos judíos>>, mas si lo muelen –añade- se convertirá en <<pan para que lo coman / los que fueren sus amigos>>. Muy de Lope es también el tema del arrepentimiento, ejemplarizado en el pastor Bato, que pasa de ser un uxoricida en potencia (en el primer acto) a ser un paje de Jesús (en el tercer acto).
            El manuscrito anónimo de Santibáñez del Toral, a pesar de todas sus incorrecciones y torpezas, debidas al copista, puede ser indicativo de la actividad teatral que se desarrolló en aquella zona de la región berciana, de la que existe testimonio documental en la siguiente recomendación del obispo de Astorga durante su visita pastoral (1654) a esta parroquia: <<No se presten ornamentos de iglesia para danzas ni comedias>>.
José Antonio CARRO CELADA.
LA PRESENTE EDICIÓN
Texto escrito por D. Manuel García Anta, párroco de nuestro pueblo (1940 - 2015)
            “Hemos decidido presentar la edición de esta obra por dos motivos principales: se trata de un texto correspondiente a una pieza dramática que consideramos inédita y clásica; por otra parte, aunque la última palabra la tendrá el lector, la juzgamos al menos como útil y hasta interesante para los amantes de la literatura y del género teatral.
            No consideramos oportuno adjuntar facsímil del manuscrito, a pesar de que vendría muy bien para el especialista, sobre el que se podría apreciar directamente la cantidad de imperfecciones ortográficas, métricas, signos de puntuación, etc., todo ello debido al copista y sobre lo cual se a pronunciado en el introducción José Antonio Carro Celada. Esta labor correspondería más bien a una revista que a una simple edición divulgativa.
            Aunque no todos los lectores tengan posible acceso a la contemplación del manuscrito, a nadie se le ocultará que la tarea más ardua y difícil hasta el presente ha sido la de transcripción, en la que ha sido necesario reconstruir estrofas, signos de puntuación (de los que carecía en su totalidad) sustitución u omisión de letras y sílabas, vocablos carentes de sentido, etc., a través de una lectura dificultosa y a veces casi ininteligible; también hemos consignado las escenas de cada jornada.
            De todos modos hemos prestado una gran fidelidad al manuscrito señalando dudas e indecisiones por medio de notas. La transcripción la hemos realizado al castellano común, superando todos los fenómenos de arcaización, vulgarización, vacilación de vocales, latinismos, etc.; de lo contrario la lectura se haría pasada, difícil y hasta insoportable.
            Lamentamos la ausencia  de los primeros versos de la obra, así como el estado incompleto y defectuoso de los últimos: éstos, para una posible representación del <<auto>>, habrán de ser sometidos a una adecuada restructuración y acomodación.
            No ha estado en nuestro propósito ofrecer una edición crítica; esta labor queda reservada al especialista. Simplemente pretendemos rescatar, dar a conocer y ofrecer una obra clásica que, como tantas otras, estaba abocada a una posible desaparición.
            Subsiste la duda sobre algo interesante: la persona del autor. A pesar de ello, dadas las características temáticas, estructurales, aspectos externos e internos de la obra, lingüísticos y otros, no dudamos en fecharla en el siglo XVII y concretamente dentro de la escuela de Lope de Vega.
            Menos interés se centra sobre la persona del copista, aunque puede ser significativo que el hallazgo de la obra haya  tenido lugar en una casa conocida tradicionalmente como la del <<sacristán>>…
            Otros aspectos siguen en estudio, los que simplemente apuntamos en espera de nuevas conclusiones: la representaciones teatrales habidas en esta zona a través de la historia del teatro; la presencia numerosa de estudiantes y clérigos nativos de la parroquia que florecieron como consecuencia del Concilio de Trento en la segunda mitad del siglo XVI y hasta mediados del XVII; la destacada figura del Licenciado Alonso Fernández, natural de Santibáñez, cuya vida transcurre entre los siglos XVI y XVII entre Salamanca (plaza de Villamayor), Colegio de Santa Cruz de Valladolid –en relación con varios miembros de la Corte-,  y finalmente en S. Martino (León) y sus relaciones con los PP. Dominicos, sin olvidar las frecuentes visitas a su pueblo natal, Santibáñez. Albergamos la esperanza de que un mayor conocimiento de la vida de estas personas nos acerquen a lo que sigue como incógnita sobre la obra: el descubrimiento del autor.
            Mi estima y agradecimiento a cuantos me han ayudado en la preparación de la obra anónima que presentamos. De manera especial quiero destacar a José Antonio Carro Celada por su valiosísima colaboración tanto en la transcripción como en las orientaciones generales que hicieron realidad la edición de la obra.
Manuel GARCÍA ANTA.
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EL TIO PERRUCA
Portada  del libro, editado en 1976 por D. Benigno Suarez Ramos
El autor:
         D. Benigno Suarez Ramos (Efren), Nació en Igüeña – El Bierzo – León el 22 de marzo de 1923. Ingresó en el Noviciado de Santurce el día 3 de abril de 1942. Realizó su primera Profesión Solemne al año siguiente, emitiendo la Profesión Solemne en la Comunidad de Palencia EL 6 DE ABRIL DE 1947.
         Su vida Hospitalaria la desarrolló en los Centros de Santa Águeda (Mondragón), Madrid, Palencia, San Sebastián, Santander y Gijón. De muy joven comenzó su labor misionera en Hispanoamérica, concretamente en Argentina (Ramos Mejía), Chile (Santiago) y Bolivia (Sucre y Cochabamba), dedicando un total de 13 años. Después de un periodo de seis meses en Inglaterra perfeccionando la lengua inglesa, continuo su trabajo misionero durante 12 años en África, su primer destino fue Koforidua (Ghana), donde formó parte de la Comunidad fundadora del hospital, seguidamente Asafo (Ghana) y Monrovia (Liberia).
     Se le encomendó el cargo de Superior de las comunidades de Cochabamba, Sucre, Asafo, Monrovia, y Mondragón (Santa Águeda). También ejerció como Delegado Provincial de los centros de África durante un trienio. Finalizó sus estudios de enfermería (A.T.S.) en el año 1980 en la Escuela de San Rafael de la Universidad Complutense de Madrid.
       Pasó la última etapa de su vida en Burgos, donde falleció el día 9 de mayo de 2005, seriamente afectado por Alzheimer.
Contraportada de la revista El Aguzo, que editó durante años el Ayuntamiento de Igüeña, en la cual se recoge el homenaje que su familia le dispensó en sus BODAS DE ORO (1992) como religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
SU OBRA:
El TIO PERRUCA es una obra costumbrista escrita por D. Benigno Suarez Ramos en 1.976. Trata sobre lo que aconteció al protagonista D. José Pardo Crespo alias “el tío Perruca”, en su lucha encarnizada con un oso.
Lo grande de este libro (para mí) es el hecho que es toda una guía sobre las costumbres, las gentes, el espacio en que viven, la narrativa y lo más grande el hecho que el autor mantiene por medio de los diálogos, el habla que se utilizaba en la provincia de León. El Llionés o Bable.
Esta es la osa del tío Perruca
Hasta  no hace muchos años aun se utilizaba ese lenguaje, sobre todo en la montaña leonesa, lenguaje, que poco ha poco ha ido desapareciendo en beneficio del castellano. La política de aquellos años, no permitía que los maestros enseñasen en otra lengua distinta al castellano, esto unido al hecho que fue una lengua que se despreciaba y desprestigiaba por que se nos decía era pueblerina, inculta… ha ocasionado que poco a poco abandonásemos nuestras raíces, nuestra historia, nuestra cultura, transmitida de generación en generación a través de los siglos. Hoy es muy raro escuchar esa lengua, esa forma de hablar, por lo que  (yo creo), no nos ha hecho mas listos, mas cultos, sino todo lo contrario, hemos perdido nuestras raíces en beneficio del castellano. En este libro, (de los pocos que se mantienen fieles a nuestra cultura) podemos leer cosas muy curiosas de esa nuestra antigua lengua:
“Tio Josepín, hoy los pastores y caseros de la Casa de Magín, espantaron una osa con su cría  en Fuyinas, después de desfacerles una magüeta; yo, víla subir allá por Pie Yegua desde la Peña de los infiernos; ya era la caída de la tarde; corriendo, nervioso por si venía hacia el mío rebaño, arrielo pa casa….”
“¿Donde le esperarías tú, fiyu?...”
“Todo está armau, vamus rapá”
“…También es cierto que el tonto no yia,… pero ¡conjo!, cun lu que you tengo que facer…que sacar las muñicas, que regar los praus, que si la mía fiya sola mullendo las patacas di Las Llinaronas y las de las outras tierras y llinares qui nu tengai a nadie pa’ facelu…pus ¡Perruca!, si matu el oso o la osa, valme pur todu il pilleju…”
“- ¡Ay munín!, ¿Vistela on?
-          Si, víla; ya tien que estar asumando illí   arriba; bien de prisa, vien de prisa, vien con el criyu; yia cumu una burra de grande; usted, ¿ya tien la escupeta lista, on?.
-          Si, fiyu…
-          Pus desta nu se nus escapa…
.....
-          Veila illí, ya vien, pare que pur fuera dil sindeiro apañandu arándanus; nu tien outru rimedio más qui baxar a iquí . Esta ya vien sidienta  pa’ bebere augua en la fuente del Muriscal; ¡veila, veila!, ya se mitiou en el sendeiru.
-          Déixala, fiyu, que ya li tengu you priparada la ración iquí .”
“Dindi ahora in adelantre (adiantre), más va a valer nu tiener cabras ni oveyas, purqui sólo  va ser pa’ mantener lus llovus.”
“¡Vamus, vamus cararo!, ¡no seya qui el oso, después de matalu lu desfaga!, ¡Prontu yia tarde!, ¡Vamus… purretas!.”
La señora Sinforosa (abuela de Lucinda M. P.)
El autor se recrea narrando oficios de subsistencia que por aquel entonces eran la tónica diaria. En el fragmento siguiente  el autor nos habla sobre el oficio del pastoreo por boca de uno  de los protagonistas de la historia; Pepín.
“- ¡Ay, señor cura!. Paserlu hay que ser muy sacrificau ¡on!, pasar muchos fríus y mujaduras, particularmente nu inviernu; nu cansarse nunca de andar; si alguna vez se perdióu alguna oveya u cabra, nu parar hasta qui se alcuentre, aunque nu sean más qui lus falandrús deilla qui el llobu desfarrapóu, pur saber siempre cumu  latrapou, pa’ qui nu lu repita outra ve. Dos precauciones hay qui tener siempre en cuenta cunu rebaño: Una, nu dar upurtunidá al llubu, pa’ que no faga de las suas; outra, qui estén siempre gordas, pa’ qui nu  yes entre la sarna ni la carroña. Pa’ conseguir lu primeru hay qui tener siempre el rebañu dominao; pa’ esto nu hay qui  durmirse y patear mucho, nu perderlo (perdeyo) di vista, arriar las qui se retrasan y arrebatar las que se adelantan (adiantran); llevar dos perrus qui olfateyen a lus llobus y lus discubran; qui no se fagan tajus nu rebañu, dividiéndusi, unas pa’ riba, outras pa’ bajo. Claru qui todu esto a vosoutrus un seminario nu vus  lu enseñan, nu teneis (tenedes) nicesidá di aprendelu; dígule señor cura, qui todu esto esige muchas berrenchinas, pus despois di facer todus estus sacrificius, bien feichus, el llobu siempre te come alguna. ¡Nu cambie, señor cura, yia mijor ser cura que pastor!.
Marcelino, con su rebaño acompañado de un Mastin leonés
            Pus, pa’ tenerlas gordas, outro  montón de sacrificios; dormir pouco y cavilar mucho; hay qui ver la forma de qui nu estén todu el dia andandu pa comer una hora; hay qui hacer que vayan pur veredas qui lus outros ribañus nu  las haigan trillau, y las de uno nu puedan apañar nada. Alguna vez al mes hay que facer salidas rápidas a lejus; donde los pastos estén sin tocar, cumu a las Musturiegas, cuando está entre pan, u a la Burriella donde las yerbas pueden estar frescas y abundantes.  Outra cosa buena yia también, arrimar el rebañu a las praderas y sembraus, peru estu dá muchos rompederus di cabeza, purqui paré qui todu tiene (tien) ojus…
Si, señor cura; es muy duru ser buen pastor; también es muy duru, guardar en un mismo (mesmo) rebañu, cabras y uvellas cumi aquí; intri eillas, siempre tiran a cuntra pelu; sobre todu lus barregus, son muy turriones; si empeñan in intrar en un prau, lus  eichas fuera una y outra ve, y zurra, eillus qui pa’ dentro; outras veces también las cabras. Tiraslis una piedra pa sustarlas espantándulas, y sin querer, rupíteles una pata, pus anda a cuestas cun eilla, aunqueseya disdi la cetrera u disdi la Campa el Cuernu; y date pur satisfecho di tuda esta cargada acuestas, si en casa te dan por bien pasau, cuando lis digas: “qui se la rompiu eilla sola mitiendu la pata un punto de palus de los rius de la Pasada in Samartinu, nudi Lanarea u inuldi Buvín, u también un bujeru de una roca”. A pesar di qui ti digan: “qui vamus a facer…”. Y a piensan in lu outro; a la larga ya ti la tirarán.
Serranía por la que subió Don Ricardín a auxiliar al tio Perruca y contempló a Igüeña
En otra parte nos narra por boca del “Tio Perruca” el oficio de cazador, pues en aquellos años la caza no era considerada un deporte, sino un oficio mas de subsistencia.
“… En esto hay que contar con la nieve, tener en cuenta cuántos días ha estado el monte tapado; que tramazones o praos han estado bien regados en los cuales la nieve esté derretida;  unas veces son las deTejeo, otras los tramazones de Fontanal de Antón o los praos de Furfigueras o de Valleyas, también podían ser los de Santa Catalina, Regueralaveiga,  el Payarón o los Pontones en Linarea; decirles a los rapacines cómo, cuando y hacia dónde tienen  que arrearlos y tu saber en qué lugar tienes que esperarlos, y el éxito está asegurado.
Corza de Igüeña con su cria
El corzo yia un animal de selva, mucho más que outras razas de ciervos; la mayoría de la variación de los antílopes se pueden alimentar con sólo yerba o heno, pero el corzo no, se nutre cogiendo iqui una hojita, illí una florina, más allá un brote jugoso, todo ello tierno y variado; pur esta razón se verán muy pocos en parques zoológicos, ni tampoco en bosque monótonos de coníferas preparados por la mano del hombre. El bosque preferido para morada del corzo yia el variado de árboles altos y monte bajo, como yia el encantador valle de Buvín, el cual you y el tio Pipón y outros de Igüeña conocemos bien sus veredas y las de los corzos, pero como yia tan ampio y cun tantas numerosas cañadas, yia muy difícil aparear, uno solo, el corzo al tiro. Cuando hay mucha nieve y se viene en grupo,  que unos, los mejores tiradores, se ponen al acecho y otros los arrean, caen fácilmernte los pobres infelices. A mi no me gusta cazarlos así en grupo, sino arreglándomelas solitario, cómo te digo anteriormente.
Los “jabaliis” hay que conseguirlos con otros sistemas.  Quizás, el mejor fuera el de tener un buen número de perros adiestrados y bastantes colaboradores para hacer el ojeo, en una buena extensión de descubierta, pero como uno no tiene medios, hay que ir a lo que uno puede. Cuando en Buvín o en las Silvas de Tejeo, sus alto se empiezan a cubrir de nieve y las heladas aprietan por la noche, ellos se vienen a vivir abajo; como podría ser en las dehesas de Rudifresno o Samartino, también por Barzanavillosa, El Obispo, Valdelaseras o en cualquier parte de Linarea. En estos lugares hay algún prao que tiene cazpurrianas o cebolletas, que les gustan mucho, podría ser que en cualquiera de estos lugares hubiera alguna tierra plantada de patatas o que haya estado, como las de la Corona, Zarcenada, o Valdemuriel; escuchas que los pastores dicen que  los vieron en tal lugar, les preguntas hacia donde los corrieron los perros de los rebaños, y tú ya calculas a que prao o que tierra van a ir a buscar la “zampa”; te vas y te escondes sin hacer ningún ruido, cortas hasta la respiración en lo que puedas; por supuesto te armas de escopeta, pero también de mucha paciencia una o diez horas, pero no suele fallar”.
El forzudo jabali
Cuntarle a usted las cosas que come un jabalí, yia casi preferible decirle que come de todo: fueyas, avellanas, bellotas, larvas, caruezas, raíces que busca hozando con su potente morro y colmillos, y los outros animalicos que no se descuiden purqui arrea cun eillos y sobre todo con sus crias. Lus patatales de la Corona, del Coixín, de Zarcenada o Texeu, nos podrían hablar con detalle, de las salidas de los escondrijos de los jabalíis; con que facilidad cruzan las espesuras más recias de brezales y boscajes; you, les he visto muchas veces. El arte del buen cazador, está en conocer el punto justo de tiempo y lugar, para conseguirlos sin andar mucho ni perder tiempo detrás de los enfurecidos “jabalíis”, que, cuando se ven atacados y sobre todo si les acompañan las crias, pierden todos los respetos y arrean contra quien se les ponga por delante”.
“Lus lobos son los más astutos que te puedes imaginar; pur ello hay que corresponderles cun mucha astucia también”.
El astuto lobo
“Hay varios sistemas de cazarlos; el de la garduñera, el del veneno; a mi siempre me ha gustado el de agarrar la escopeta….
Sigue el tío Perruca  relatando sus técnicas de caza, más adelante narra una historia que le ocurrió y en ella habla de cómo en los pueblos se regaba por veces, y como se quitaban el agua unos a otros (cosa que sigue ocurriendo)
“Una vez ocurriomi un caso muy curioso; fui con intención de echar el agua a los praus de Valzabán, Vallegas, San Vicente, Bustiello; también llevei la escopeta, pur si algún corzo se ponía “a tiro”, y como estos sitios son tan llobiegos…
“Al dar vista  a lus praus de Bustiello, vi a tío Magín tapándume lus duviáus y abriendu lus del su prau; you escondime en un escobal de la ladera de la Corona, esperando que el se fuera, cun ello evitaba discusiones para abrir lus míus duviáus y cerrar lus del su prao y  así durmiera toda el agua en el miou, sin “tiras y aflijas” cun el tío Magin, qui a veces se calentaban los ánimos y…”
“A o que diba: cuando estaba escundido vi qui en el prau de Bustiello de Arriba, abia tres corzos entretenidos cun el verdín, al llau de la fuente y dos llobus sentados muy atentos a los corzos en las tierras de enfrente junta un matiello…”
Binigno, también nos habla en su obra del oficio de pastores de vecera, que no era otra cosa que pastorear vacas por aquellos montes, con la diferencia que no regresaban a casa todos los días, sino que hacían noche por turnos en las cabañas dispuestas en varios puntos, para tal fin. Así nos lo cuenta el autor.
El señor Pastrana, con su carro de vacas dispuesto a las tareas agrícolas
“ Cuando llegaron a la  cabaña de las Ensecas, vieron que salía humo de la choza y la mayoría de las mañías allí encerradas, mugieron a coro, como si quisieran saludar a los que,  por la senda llegaban en animada charla. Las pastoras, dos mozarronas alrededor de los veinte años, tenían un miedo tremendo; Venancia y Virginia se llamaban.”…
“a las dos, les entró tiritona de piernas; se metieron en medio del rebaño de aquellos jatos, arreándolos aprisa y encerrándolos en la cabaña, y ellas metiéndose en la choza y atrancaron la puerta por dentro; ¡A ellas ningún oso las comía!. Con la idea , de que el fuego ahuyentara las fieras, no paraban de poner leña en él.
Al oír a coro toda la vecera mugir, pensaron y se dijeron: ¡Aquí está el oso chica!, y se abrazaron la una a la otra”…
El señor Vitorino, con su tambor y su chifla
El autor nos narra como en el tiempo del  Samartino con la mata del “cocho” el cura se veía desbordado por varios kilos de  hígado y aquí es donde , la habilidad del autor nos muestra como en los pueblos se aprovechaba todo y todo valía para llenar la despensa.
“El buen señor párroco, en menos de quince días se encontraba con más de cincuenta kilos de hígado fresco; con ello comprobamos una habilidad más de las muchas de su hermana, que aprovechaba esta delicada mercancía, sin desperdiciar nada. La molia, la mezclaba con pan rallado, aceite,  sal,  vino blanco, pimienta molida, ajos  etc. Con todo esto hacía una masa y metía en tripa lo mismo que las longanizas, las curaba y se conservaban perfectamente. Ya se puede imaginar el lector, la gran potencia alimenticia que esto tenia, pudiendo compararse al “gooses liver” de los ingleses o al “foie-gras” o “paté” de los franceses, sin olvidar que algunas partes de Alemania, lo venden en farmacias con receta médica como recuperador de la anemia; por supuesto, que todo esto, lo ignoraba el burlón que compuso esta satírica copla:
                        Si vas a la casa del cura,
No te dejes engañar,
                        Que el chorizo que te va a dar
No es de carne madura;
No es morcilla ni chorizo,
Ni se sabe quien lo hizo;
Algunos dicen que de harina,
Que los hizo Marcelina.
Porque la carne en calceta
Es mejor para el que la meta.
De izquierda a derecha: María (la de Antonio), Vitorino y María (la de Maximino)
Son varias las poesías con las que D. Benigno nos deja ver su alma de poeta y gran escritor.
Eres Igüeña fresca tierra mía,
En tu seno brilló mi luz primera,
En tus campos miré la primavera,
Y vi de tu balcón la noche umbría.
Me enseñaron a leer en tus escuelas,
Y a rezar en la cuna desde niño,
Y gustar las primicias del cariño
Que en sus cuentos me enseñaron mis
Abuelas.
……………………………………………….
Soy hermano de todo el mundo y de vos,
Soy madre y padre del que padece,
Míseros seres que el mundo aborrece
Pero no el hijo de San Juan de Dios.
Y soy feliz y canto entusiasmado,
En la casa del Señor bendito
Las glorias de un amor que es infinito,
Y jamás el que es fiel se ve burlado.
O esta otra:
                        Igüeñenses, mis hermanos,
                        Sabedlo: estos montes y espesuras,
Estos picos y estos llanos,
Son de las Divinas Manos
Las obras y las hechuras.
No me digáis que a Dios habeis olvidado,
Y sin fe y sin nobleza
Trabajáis inclinando la cabeza,
Como esclavo que gime avergonzado.
No sea ésta vuestra herida,
Lucharé si es preciso hasta la muerte,
Esperando que Dios os dé otra suerte,
Que trascienda los males de esta vida.
Y así os diga el Señor: ¡Vuelva la vida,
Y el amor redima la condena!
La gracia está en el fondo de la pena
Y la salud nacida de la herida. 
El autor se tomó la licencia de incluir en el texto algunas escenas graciosas, que hacen que al lector le parezca muy entretenido y ameno el libro.
“…El tío Perruca, más que por faltarle “pantalones”, por estar convencido de que su esposa era un caso de manicomio, la toleraba y soportaba con una resignación virtuosísima, y a todo le decía que tenia razón. Y por este camino seguía la vida familiar adelante, aunque con aquel purgatorio martirizador…. Su desagradable murga, era menos molesta cuando se trincaba el jarrín del vino, por ello se solía meter en la cama, alegando a todos los aires que se hallaba muy enferma. El presupuesto para conseguir el jarrín del vino diario, o varias veces al día, lo cubría la producción de huevos que ponían las tres docenas de gallinas que tenían…”
O este otro texto:
“Por los sucos que este hombre dio en Linarea, Valzabán, Zarcenada, La Raposera, Valdemuriel y en otros cuantos pueblos y tierras más: ¡Perdónalo Señor!. Por los marallos que segó en Jijadal, El escudero,  Vallegas, Las Carreras , y en todas las demás praderas: ¡Perdónalo Señor!. Por los fuyacos que cortó, el centeno que segó y el aguante que tuvo que tener con su esposa: ¡Perdónalo Señor!...”
O estas otras dos :
-          “ ¡¡Pobre mio Josepín, tan bueno como era él…¿Qué será ahora de mí y de la mia fiya?...¡¡Josepín, Josepín…!! ¿Pa’ que fuste pal oso, on?...¡¡Ya ti lu deciai you…!!
…………………………….
-          ¿Cuándo me vais a traer el mío hombre?
A lo que le contestó el tío Perruca
-          Muyer nun llores…¡ya estoy aquí…!
-          ¡Pues ahora, seguiré llurando purqui estás…!
…………
Hete aquí que el señor alcalde del Ayuntamiento, estaba sumamente irritado por la noticia incierta de la muerte del tío Perruca y quiso personalmente hablar con el “muerto” a ver si vivía o no; después de bastantes forcejeos con la Cosquina, e invocando su autoridad de alcalde, consiguió introducirse hasta el mismo aposento, con dos acompañantes, donde descansaba y se reponía el tío Perruca; la pregunta a bocajarro del señor Alcalde, muy conservador de su autoridad, fue:
-          ¿Estás vivo o estás muerto?.
La respuesta del tío Perruca fue:
-          Pus, paré, qui un vivo; purqui hablo, respiro y siento…
En definitiva el libro escrito por D. Benigno Suarez Ramos EL TIO PERRUCA, es más que una historia real acontecida a D. José Pardo Crespo,   el tío Josepín alias el tío Perruca. Pues el autor con este libro deja un legado sobre el habla montañesa en la parte del Bierzo.  Da una lección sobre la vida diaria de un pueblo de montaña del Bierzo Alto (Igüeña) y que es cabecera de Municipio. Ente libro nos sirve de guía turística, en el cual se narran infinidad de lugares, montes, Valles,  ríos… es una guía en que se narran las tradiciones, en el aspecto folclórico en que de pasada nos habla de LA DANZA DEL OSO representada  por los tamboriteros Victoriano y Angelillo.
Nos narra, las labores diarias en la agricultura y la ganadería, nos habla de pasada del Concejo público, de los oficios que cada personaje tenia en el pueblo. De los pueblos que tiene el Ayuntamiento de Igüeña y que forman delegaciones en  forma de Concejo. Pobladura de la Regueras, Tremor de Arriba, Espina de Tremor, Almagarinos, Quintana de Fuseros, Urdiales de Colinas, Los Montes de la Hermita, Colinas del Campo de Martín Moro Toledano y por supuesto Igüeña.
En este libro también nos deja como legado una serie de fotografías, que forman parte de ese pasado y que con tan buen criterio el autor incluyó en el libro para mayor importancia testimonial . Esas  fotografías son las que forman parte de este artículo
El autor nos deja también su maestría en la poesía tal y como hemos visto. En fin un gran libro que en apenas  81 páginas es un referente a tener en cuenta en nuestra cultura, etnografía, tradiciones y costumbres.

 Quiero desde aquí agradecer la desinteresada colaboración que me prestó  Nestor, sobrino de Benigno Suarez, para recopilar la vida y obra de este gran hombre, así como a Lucinda Marcos Pestaña que me sirvió de ayuda a trabes del Facebook

El día 3 de agosto de 2013, se realizó en el Valle de Bubín (Igüeña), un encuentro literario en que se dio lectura al libro referido por parte de los escritores: Manuel Cuenya, Abel Aparicio, Nicanor García, Dannielu Guerra y Ester Folgueral. Acto coordinado por Francisco López y amenizado por Manolín con su tamboril y chifla.
Cartel anunciador del acto cultural.


Video resumen sobre el encuentro literario que tuvo lugar en el Valle de Bubín el 3 de agosto de 2013

Quiero dejaros este enlace donde se reproduce un cuento sobre LOS OSOS, un cuento de esos que se contaban en los "filandones", tan extensos en toda la provincia de León, antes de la aparición de la luz eléctrica y mucho antes de la TV. La particularidad de este cuento es que está escrito en Lliunés. http://www.lacabreraleon.es/monumentos/leyendas


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El que suscribe, tiene por afición el escribir en sus ratos libres, lo cual me permitió escribir un par de obras de teatro divertidas y tradicionales en las cuales se deja ver el trasfondo popular. Estas obras de teatro podéis leerlas en el enlace que pongo aquí abajo.
http://carloscorzoncampazas.blogspot.com.es/

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LEYENDAS

LA LEYENDA DE LAS SIETA HERMANAS

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, venían por el camino de Santiago de paso para Galicia en peregrinación al Santo Sepulcro, siete hermanas, pero al pasar Foncebadón, la menor no podía caminar más, debido a las llagas de sus pies, cansadas y extenuadas decidieron pararse al lado de una fuente que había en la Cruz de Ferro para descansar y así la mayor "La Guiadora" poder lavar y curar los pies de su hermana pequeña. Mientras tanto, las otras decidieron asomarse para ver el camino que les esperaba. Quedaron atónitas y sorprendidas ante aquella vista, en contraposición a los páramos que habían dejado atrás.
Temían ante si los paisajes más maravillosos que se pudieran soñar. Emocionadas se lanzaron al valle, corriendo, saltando y rodando, hasta que cuando se quisieron dar cuenta, estaban perdidas y ninguna veía a sus hermanas.
Cuando la hermana mayor, la Guiadora, se dio cuenta, era ya tarde. Llamó a las otras, pero al no obtener respuesta decidió ir a buscarlas.
Dejó a la pequeña a la orilla de la fuente y fue camino adelante llamando a sus hermanas, hasta que desesperada al no encontrarlas decidió volver a recoger a la pequeña. Pero al llegar, esta no estaba y es que esta al verse sola y ver que sus hermanas no regresaban, creyó que la habían abandonado por no poder seguir andando y como pudo se internó en un bosque allí cercano.
La hermana mayor, fue a contar sus penas a un viejo pastor que por allí apacentaba su rebaño. El pastor le dijo que lo más conveniente sería subirse a la montaña más alta del lugar, porque desde allí quizás pudiese ver a sus hermanas. Subió hasta aquel lugar, pero  tampoco las veía. Entonces pidió con gran devoción a Dios que se las hiciese visibles, aunque fuese nada más que por un momento. El Señor la escuchó he hizo que estas se hiciesen visibles relumbrando como luceros. Así pudo observar como la más pequeña se había refugiado en un lugar llamado Valdescayos.
La hermana guiadora miró otra vez y vio que la segunda estaba subida encima de una encina buscando también a sus hermanas. La tercera estaba algo más lejos, subida en lo alto de una peña desde donde podía observar todo el valle. La cuarta había ido a parar más al norte, al pie de un río de poco caudal, el Valdeprado, afluente del Sil. La quinta estaba en un lugar llamada  Fonbasallá y la sexta al pie del antiguo Bergidum, junto al río Cúa. Todas ellas veían a la hermana mayor, pero entre ellas no se veían. 
La Guiadora las llamó, pero ellas respondieron que  era mejor descansar un tiempo en un lugar apacible y que querían quedarse allí hasta que Dios quisiera dar testimonio de fe a los hombres del lugar. Dios les concedió su deseo y las dejó en el lugar donde estaban, para quien las encontrara les hiciera una bonita ermita y un altar.

La Virgen de la Guiana, la "guiadora" fue encontrada por unos pastores en lo alto de la montaña que lleva su nombre, los pastores la bajaron para San Pedro de Montes y allí le hicieron una ermita, pero esta se caía nada más acabarla. Así que el Abad del monasterio comprendió  que la virgen quería que se le dedicase una ermita en el lugar del hallazgo, en el alto de la Guiana, Aquiana o Quiana.

A la Virgen de Valdescayos la encontraron junto a la fuente del mismo nombre y allí le hicieron una ermita      ; pero siempre antes de terminarla se caía. Los aldeanos pensaron que esto ocurría porque se veía desde la Guiana, y la virgen no quería ser vista por ninguna de sus hermanas, al creerse abandonada por estas, y por eso el pueblo le dedicó una ermita más oculta. Esta Virgen es la más humilde y no gusta de romerías.

La Virgen de la Encina, fue hallada por los Caballeros Templarios cuando estaban cortando leña en un encinar. Le hicieron una ermita, pero al poco tiempo fue tanta la afluencia de devotos, que la ermita hubo de ser agrandada y convertida en santuario. Llegándose a convertir con el paso de los siglos en la patrona del Bierzo.

La Virgen de la Peña fue encontrada en una peña muy alta por unos pastores. Estos, muy contentos, bajaron la imagen al pueblo más cercano (Congosto), donde fue muy bien acogida por todos, colocándola en un altar para ella sola en la iglesia del pueblo; pero cuando a la mañana siguiente fueron a verla, ya no estaba, y poco después la volvieron a encontrar en el mismo lugar del hallazgo. Comprendieron que la Virgen prefería aquella peña a la iglesia y le hicieron allí la ermita.

Junto al arroyo de Valdeprado hallaron unos vaqueiros a la Virgen de las Nieves. Encontraron la imagen, pero no sabían a que Virgen correspondía y cuando estaban  pensando como llamarla, el campo, a pesar de ser agosto, se cubrió de nieve. En aquel lugar le hicieron una ermita en su honor.

En Paradaseca, en el pareje conocido como Chao de Galiana se encuentra la Virgen de Fombasallá, la más alejada de cualquier núcleo urbano,llamada la romería de las alturas, patrona de la Merindáz de la Somoza.


La Virgen de Las Angustias fue hallada entre unos salgueiros en Cacabelos, donde se le procesa una gran devoción. 

LA LEYENDA DE LA ONDINA DEL LAGO DE CARUCEDO           
Borenia (¿Borrenes?) era hija de Médulo (¿Médulas?), que era un caudillo astur, vivía con su padres en el valle que hoy ocupa el Lago de Carucedo, en una aldea llamada Lucerna.
Borenia se dedicaba al cuidado de sus rebaños. Un buen día la paz de aquellas tierras se vio perturbada por la presencia de soldados romanos, quienes habían entrado en Iberia conquistando tierras  y tribus. La defensa de Médulo y los suyos fue endiablada, plantando cara y armas contra aquellos invasores. 
Mientras la batalla se realizaba Borenia buscó refugio en una cueva cercana, La batalla terminó sin que ningún bando fuese vencedor.
Médulo y Corissio, el general romano al mando de las tropas invasoras, negocian la paz. Borenia, creyendo pasado el peligro, regresa al lado de su padre. Su belleza encandiló al romano, pero el fracaso de las negociaciones enciende de nuevo los enfrentamientos bélicos, en los que los invasores romanos derrotan a los valientes astures. Carissio piensa entonces en cobrarse la victoria raptando y poseyendo a Borenia como botín de guerra. Va a buscarla a la orilla de la fuente en que ella esperaba el resultado de la batalla, pero apenas Carissio trata de apoderarse por la fuerza de la joven, aquella fuente, en la que hasta entonces solo manaba un  tenue hilillo de agua, comenzó a vomitar un torrente de agua que anegaba el valle convirtiéndolo en un lago. 
Dice la leyenda que Carisseo logró ponerse a salvo, mientras que Borenia no tuvo la misma suerte y fue arrastrada por las aguas hacia el fondo del lago, en el que desde entonces yace su cuerpo, mientras su espíritu vive convertido en una ondina llamada Carisea, a los que algunos dicen haber visto en la noche de San Juan, sentada a la orilla del  lago, peinando sus largos cabellos dorados.

LA OTRA VERSIÓN:
Carissia vivía en el valle al pie de las Médulas en un lugar llamado Lucerna, gozaba de una vida relajada y regalada en los tiempos que por allí llegaron los romanos en su conquista de tierras con las que engrandecer su imperio.
Quien mandaba estas tropas era un fornido y hermoso general llamado Tito Carissio, del que Carissia se enamoró el instante.
El militar romano había logrado mucho éxitos en su carrera, como la conquista de la ciudad astur de Lancia y bastantes batallas en El Bierzo, allá por el  año 19 a. de c., ahora en su empeño de tomar posesión del asentamiento astur de Castro Bergidum.
La  Ondina no era correspondida por el joven guerrero ya que, debido a la fuerte  resistencia planteada por los astures, esta relación era desaconsejable y rechazada por la mentalidad  romana.
Carissia, al sentirse despreciada y abandonada, cayó en una enorme depresión. Tal era su dolor y sufrimiento que las lágrimas derramadas dieron origen al majestuoso Lago de Carucedo, en cuyo fondo resplandece la ciudad de Lucerna cuando el astro rey empieza a mandar sus rayos dorados en las mañanas de San Juan.
Cuenta la leyenda que en esa noche la  bella Carissia surge del interior del lago, acicalándose y peinándose su larga melena dorada en busca de un joven galán que la acompañe en su soledad en el fondo del lago.

EL LAGO DE CARUCEDO DE ENRIQUE GIL Y CARRASCO
Enrique Gil y Carrasco también escribió sobre una leyenda del Lago de Carucedo.
A finales del siglo XV, entre el pueblo de Carucedo y Villarrando existía un Monasterio de monjes Bernardos. En la que el Abad tenia jurisdicción sobre toda la zona.
Dicho abad tenia por nombre Fray Veremundo de Osorio.
Una noche un desconocido pidió ser recibido por el abad y entrego a este un niño recién nacido  y una  carta la cual no podía ser abierta hasta que dicho niño no cumpliese 25 años y sin mas explicaciones desapareció.
El niño fue bautizado con el nombre de Salvador,  su infancia transcurre feliz como la de cualquier niño y juega todos los días con una vecina de nombre María. Fray Veremundo educa a Salvador en la fe religiosa pero también en lo mundano pues presiente que la vida de aquella criatura no está destinada a la entrega a Dios. Los lazos entre uno y otro son como de padre e hijo. 
La madre de María de nombre  Úrsula acaba haciéndose con un  pequeño rebaño de ovejas y María se encarga de pastorearlas acompañado de Salvador. Los años van pasado y María se convierte el la joven más guapa de la contorna acabando surgiendo el amor entre  ambos.
Al castillo de Cornatel llega la noticia de la belleza de María y Don Álvaro de Rebolledo señor de Cornatel  siente deseos de conocer a la poseedora de tan gran belleza. Y así lo hace, desde entonces se dedica a espiar a María siendo sorprendido por Salvador quien viendo las intenciones del Señor de Cornatel comunica a su padre el abad sus dudas sobre las intenciones de Don Álvaro de Rebolledo.
El abad sin dudarlo se dirige hacia el castillo de Cornatel, pidiendo ser recibido por su señor. Ante el interrogatorio al que es sometido el señor del castillo por parte del abad este le pide que abandone sus posesiones y le comunica su amor  hacia María y que esta será suya por las buenas o por las armas.
El abad regresa a su monasterio y advierte a Salvador del peligro que corre María. Al día siguiente se dirige hacia la zona en la cual María debería estar pastoreando su rebaño,  cuando observa que María esta siendo  acosada por Don Álvaro. Sin dudarlo Salvador saca su espada  y  se abalanza sobre el Señor de Cornatel, dándole muerte. Los soldados que escoltaban a Don Álvaro salieron al paso de Salvador pero no consiguieron darle alcance, por su parte  María y su madre Úrsula tuvieron que huir del lugar por miedo a represalias.
El abad comunica a Salvador que fue reconocido por los soldados del Señor de Cornatel y que no  tardearían en venir a reclamar su cabeza, por lo que Salvador se ve obligado a abandonar también el lugar, alistándose en la guerra de Granada. Transcurría el año 1482 y Salvador ya contaba entonces la edad de 22 años. Se alista  a las ordenes de Cristóbal Colón en su viaje hacia las Indias Occidentales, emprendiendo entonces la aventura colombina. Transcurrido el tiempo decide volber  al Monasterio de San Mauro después de 11 años de ausencia,  por entonces el abad Fray Veremundo de Osorio se encuentra postrado en cama y muy enfermo, este se alegra de la vuelta del que considera su hijo y le revela lo que decía aquella carta misteriosa que dejaron el día que le entregaron al niño, diciéndole que es hijo de Doña Beatriz de Sandoval y Don Pedro de Girón Maestre de Calatraba.
Pero Salvador no desea las glorias ni privilegios propios de los caballeros, al contrario pide al Abad los votos para pertenecer a la orden de San Bernardo. Pocos días después y ante su insistencia Salvador tomó los hábitos  y al cabo de unos meses murió Fray  Veremundo.
Los monjes eligen entonces como abad a Fray Salvador Téllez Girón. 
El tiempo pasa  y un buen día un monje  comunica al abad que un extraño suceso tiene asustados a los vecinos del lugar, parece ser que una extraña mujer a la que consideran una bruja, ondina  o una maga va todos los días a la fuente de Diana y que tan asustados están los campesinos, que nadie se atreve a llevar allí el ganado para que sacien su sed. El abad promete solucionar el problema y se dirige hacia dicha  fuente que es el lugar en que pasaba largas horas con su recordado amor María.
Transcurrido un rato Salvador ve acercarse la figura de una mujer y pronto reconoce a su pasado amor María.  Se acerca a ella con intención de retomar conversación con su pasado amor,  María le comunica que todo este tiempo estuvo recluida en un convento donde termino cogiendo los hábitos. 
Los encuentros entre ambos cada vez fueron más frecuentes y aunque Salvador estaba dispuesto a renunciar a todo por  retomar de nuevo el pasado amor con María, en cambio María no  accedía a ello pues consideraba un pecado el renunciar a sus hábitos por un amor terrenal.  Un buen día que estaban junto a la fuente y maría comenzaba a mostrar debilidad y amor por Salvador, se levantó una gran tormenta precipitándose valle abajo una gran tromba  de agua que arrastro a ambos colina abajo, llegando al fondo del valle y anegando el Monasterio formándose así el Lago de Carucedo. 


LOS XAININES DE FOLGOSO DE LA RIBERA

Esta leyenda me la contó ya hace unos años Tanti Fernandez Rodriguez, vecina de Folgoso de la Ribera. No recuerdo muy bien como era su versión, pero se aproximaba mucho a la que podéis leer debajo.
Esta versión la recogí del libro digital  "Bierzo Mágico" transcrita por J.A. Álvarez de Paz, escrita originalmente por Aquilino Poncelas.
Como apunte; decir que los Xainines, son personajes mitológicos parecidos a los trasgos, que se mencionan en la literatura popular del Bierzo y otras zonas, pero a diferencia de estos, los xainines viven en los bosques.
En este caso los Xainines viven en el en el Carballal un bosque próximo a Folgoso de la Ribera.
Me contaba Tanti Fernandez, que aún hoy en día, hay gente en Folgoso de la Ribera que jura y perjura haber visto a los Xainines.
El texto que pongo a continuación está escrito en Lliones y así como lo escribió su autor quiero mantenerlo, espero que su lectura y comprensión no os resulte difícil.

Aquilino Poncelas cuenta que los “Xainines tiñan como lugar de apouse as mentas ladeiras do Carballal, monte cheo de rebolos ie eili entregábanse a vida de folga e viaubadeira, mui concorde co caracter galvaneiro e tranquilo da súa raza, e a acexar durante as súas eternas caminatas a presencia de calquera hóspede de fóra. En muitas ocasiois aplicábanse a importunar e a facer unha a mil mugangas as persoas que avantaban nos suos dominios (...).
Polas longas e frías noites invernais, nas que os do lugar asaban patacas nas cuciñas baixas e alegraban os fiandois con contos ie estorias, que ó ax do lume arriscadeiro tomaban un aire misterioso ie pantasmal, estes seres baixaban hasta o barrio de Santa Euxenia a quentarse no braseiro e a saboreala comida e as patacas que os veciños deixaban desque se iban á cama.
Cuntan que nunha das casas, na que vivía un matrimonio sen fillos, solían os Xainines aparecer mentes a muller se quedaba noite arriba fiando, e as patacas asadas desaparecían como se andaran as bruxas. Fui estoncias que, despois das amentas que a muller lle sacou ó home polo xeito raro en que certa comida voaba da casa, lle dixo él a muller:
–Mañá voume quedar na cuciña. Veremos se aparecen diante de min.
E así sucedeu; colleu un fuso e unha roca, puxo un pano na cabeza e aguardou expectante a chegada dos visitantes.
Noite arriba, e sen poder endilgar a naide, escutiou que alguén langrexaba:
–Felique, felique, nada pavique; oite sen babas e hoi con babas.
Que invertido á nosa fala, se ben pouco se deferenciaría dela na actualidá, e cuntando que o texto orixinal pudera sufrir modificaiois durante a transmisión oral, viría dicir un parecido a:
– Fiaba, fiaba, pero nada se notaba; oite sen barbas e hoi con barbas.
O certo é que a imaxen daquela muller barbuda, facendo como que fiaba, asustou tanto ós Xainines, que consiguíu escorrentalos pra sempre” (Poncelas, 1992).
Estos xanines parecen tener poderes mágicos. Mar Llinares recogió también en Folgoso una versión del cuento de Blancaflor, en la que su protagonista masculino, Juanillo, para poder casarse con la hija del rey, tenía que cortar todos los carballos del monte, sacar las raíces, sembrar trigo, segarlo, moler el grano, amasar la harina, y todo esto en una sola noche, porque a la mañana siguiente tenía que llevar una hogaza de pan caliente al rey. Blancaflor, ante el desconsuelo de Juanillo, le dio la solución mágica: en el Carballal vivían los Xainines, amigos suyos, que eran unos hombrecillos de dos cuartas de tamaño que podían hacer autenticas maravillas. Ellos fueron capaces de realizar el difícil trabajo con lo que los dos enamorados pudieron casarse. (Llinares,1990).


EL TESORO DE LOS MOROS
La cultura popular está llena de relatos cuyos protagonistas son los moros. Estas leyendas suelen versar sobre los grandes tesoros que dejaron los moros en su huida de España impulsada primero por los Reyes Católicos y por Felipe III después. Incluso en nuestra toponimia nos encontramos con cuevas, montes y parajes que hacen referencia a los moros.
La leyenda que os paso a contar, me la contó ya hace muchos años mi madre y como suele suceder en los relatos que se transmiten por vía oral, y que se solía utilizar en los relatos que se contaban en los filandones. Aquel que contaba la historia solía  personalizarla para darle más realismo y certeza. Mi madre (Mª Hulmildad), decía que está historia le había sucedido a su padre, mi abuelo José Campazas y el escenario se desarrolla en Tremor de Arriba, pues como es de suponer, el que la contaba no solo personalizaba sobre el que la contaba, si no también el  lugar en que vivía.
Un buen día su padre (mi abuelo), se fue con la pareja de bueyes a arar una finca que tenía en el paraje conocido como "El Castillín". El invierno había sido muy duro y los arroyos que por allí pasan, tanto el de Fontanal como el de Suspirón, se habían desbordado, arrastrando a su paso lodos, piedras, ramas y si acaso había arrancado árboles enteros con su fuerza y bravura, lo que obligó a mi abuelo a limpiar la finca antes de ponerse en la tarea de ararla con aquel arada tipo romano.
En el Castillín se juntan los dos arroyos a los que hice referencia anteriormente formando el río Aceiro el cual en apenas un curso de unos 2 kilómetros descarga sus aguas en el río Fervienza.
Mi abuelo subió un trecho mas arriba (no recuerdo que mi madre me dijese si por  el cauce del arroyo del Fontanal o del  Suspirón y de repente se encontró con una puerta de hierro de considerables dimensiones junto al cauce del río, la cual había dejado al descubierto las riadas del invierno. Intentó abrirla tirando de una  argolla que estaba enganchada a la puerta con varios remaches, pero aquello no se movía lo más mínimo. Así que después de varios intentos decidió ir en busca de los bueyes, los unción al yugo y ató a la argolla unas cinchas de cuero. Los bueyes tiraron y tiraron pero aquella puerta no se movía. Tanta fue la fuerza que ejercieron los animales que terminaron arrancando la argolla de su puerta. Ante la imposibilidad de abrirla, mi abuelo renunció a seguir intentándolo. Se dedicó el resto del día a las labores propias del campo y decidió posponer la  empresa de abrir aquella puerta en otra ocasión.
Pasaron unos años y Tremor de Arriba se empezó a llenar de minas de carbón. Mi abuelo vio la oportunidad de retomar la tarea de abrir aquella puerta ya casi olvidada, utilizando para ello la dinamita que se utilizaba en las minas para  abrir las galerías y transversales.
Acudió de nuevo al Castillin, con varios cartuchos de dinamita y un detonador,  pero debido a que habían pasado otros inviernos duros, en que las crecidas de los arroyos se repitieron, desbordándose, ocasionando desprendimientos de piedras y tierra, que en ocasiones cambian unos metros los cauces de dichos ríos y arroyos, mi abuelo no pudo encontrar el lugar exacto en que había  visto años antes aquella puerta de hierro y quedándose con las ganas de saber que tesoros podría albergar, pues por  mucho que buscó nunca más la encontró.
Me contaba mi madre, que en este lugar un poco mas alto había unos pozos verticales escavados en la roca, que estando  ella de pastora por esa zona se dedicaban a tirar piedras, las cuales parecía por el ruido que metían que nunca llegaban al fondo.
Hace unos años en mis correrías por el Bierzo haciendo senderismo fui por ese paraje  y de de reconocer que nunca encontré dichos pozos, aunque hay gentes del lugar que atestiguan que  los pozos si que existen. 



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